miércoles, 14 de octubre de 2015

Capítulo 12

No volví a preguntarle.

Fueron pasando los días. Las semanas. Los meses. Y cada día nos conocíamos más y mejor. A veces pasábamos varios días sin vernos porque tenía maniobras en otras ciudades, y cuando nos veíamos aprovechábamos el tiempo perdido. Íbamos al cine los sábados, comíamos paella los domingos en el mismo restaurante. Hicimos mil planes, e incluso se había quedado un par de días en mi casa.

-Te invito a cenar esta noche- me dijo cuando estábamos acurrucados en mi sofá viendo una película de argumento un poco pobre. Quiero enseñarte algo.

-¿Qué quieres enseñarme?- pregunté curiosa

-Lo verás si aceptas la invitación- añadió con su preciosa sonrisa, que cada día me enamoraba más.
-Odio que me dejes intrigada- fruncí el ceño

Mario rió.

-Me importas pa…Paloma, y creo que es el momento de contarte algo que necesitas saber.

-Tú también me importas- contesté tiernamente.

Estaba realmente intrigada. ¿Qué querría contarme? No importaba lo que fuese, nada podía hacerme cambiar la opinión sobre él. Ya era tarde, estaba irrevocablemente enamorada de Mario.

-¿Y un adelanto? Pregunté entre risas siendo insistente.

-¡Serás impaciente! – sonrió. Está bien, quiero que conozcas a Aida.

-Aida, sin acento- recalqué con una sonrisa. Tengo muchísima curiosidad.

No sé si disimulé bien mi sorpresa, pero la verdad es que no me esperaba que ese fuese el motivo de la cena. Durante los últimos meses siempre evadía las preguntas sobre Aida, sin acento, cuando intentaba sonsacarle.

Mario se marchó a casa cuando acabó la película y yo decidí darme un baño. No podía dejar de pensar en lo que iba a ocurrir esa noche en la cena. Me imaginé hasta las situaciones más inverosímiles que me podría haber imaginado, pero no rocé si quiera la realidad.
Elegí una camisa azul marino, sencilla, y unos pantalones vaqueros. Me puse unas bailarinas del mismo color de la camisa y me recogí el pelo en una trenza baja.


Habíamos quedado a las nueve en un restaurante italiano que nos encantaba. Tenía una mezcla de nervios, intriga, ilusión y miedo porque iba a conocer a Aida, que llegué una hora antes.  Estuve esperando en un local de la zona, tomándome un refresco y leyendo Tokio Blues de Haruki Murakami hasta que se hizo la hora. Fui al restaurante y esperé en la puerta, para entrar juntos cuando llegara Mario. Estaba sumida en mis pensamientos cuando vi llegar a Mario, con Aida, sin acento. No me lo podía creer. No medié palabra. 






sábado, 10 de octubre de 2015

Capítulo 11

Notaba un poco de tensión en el ambiente. Sin duda no era un tema agradable, a él le resultaba complicado hablar de ello y yo no sabía cómo actuar. Seguimos comiendo sin hablar, sin levantar la vista del plato.

-Y además de salvar vidas, ¿Hay algo más por lo que deba admirarte? –pregunté por fin.

-Mmm… ¡Preparo una tortilla de muerte! – exclamó recuperando su alegre sonrisa.

-Eso es mejor que salvar vidas- dije riéndome.

Notaba como si se me hubiese encogido el corazón. Realmente se le veía triste por la historia que me había contado sobre el hermano de su mejor amigo de la infancia. Además tenía la sensación de que había detalles que se había guardado para él, pero no quería preguntarle.
Aunque continuaba sonriendo y gastando bromas, su mirada se había tornado triste y su sonrisa, aunque seguía siendo alegre, no parecía la misma.

Hubo un momento en el que arremangó las mangas de la camisa y vi como asomaba un tatuaje por debajo del reloj de su muñeca izquierda. No pude evitar preguntarle.


-¿Quién es Aída?
Nada más hice la pregunta, se miró la muñeca, se ajustó el reloj tapando el tatuaje y bajó la manga de la camisa.

-Es Aida, sin acento – contestó bruscamente.

-Aida, sin acento. - repetí

No quise seguir preguntando. Sentía que había tocado un tema que no le resultaba agradable y su contestación me había dejado helada. Seguí jugando con el arroz de mi plato, sin mediar palabra, ni mirarle.

-Es la persona más importante de mi vida- dijo con suavidad, al darse cuenta de que me había quedado seria.

-Ah.

-¿Alguna vez has sentido que tu vida tiene sentido gracias al poder de la vida de otra persona? – siguió.

-No, la verdad es que no.

-Pues para mi, esa persona es Aida, sin acento- recalcó- para mí. Algún día te lo contaré.


-Vale, cuando quieras- contesté con cierta tristeza. 









jueves, 8 de octubre de 2015

Capítulo 10

-¿Verdad que es la mejor paella que has comido nunca?

-Es una de las mejores, ¡Sin duda!

Estuvimos hablando de prácticamente toda mi vida. Le había hablado de mi mejor amiga Sara,  que tenía dos perros, Come y Calla, que había estudiado historia, que había tenido dos novios… Prácticamente todo.  Pero no habíamos hablado de él. No sabía nada más que su nombre.

-¿Estudias o trabajas?- pregunté con curiosidad.

-¿Tan cutre, enserio? Eso está pasado de moda Palomita- contestó riendo.

Sonrojada por su confianza, y mirando el plato contesté:

-No sabía cómo preguntarlo.

-Trabajo para el ejército.

-¿Eres militar?- exclamé con notable alegría.

-Soy médico militar. Me dedico a atender a mis compañeros de mi cuadrilla.

-Wow, ¡Que pasada!  Pero… ¿Por qué decidiste alistarte en vez de trabajar en un hospital?

-Es una historia un poco larga.

-No tengo que volver al trabajo por hoy, tengo tiempo- le dije con una media sonrisa.

-Está bien… alcahueta- dijo con tono burlón.

-Cuando era pequeño- siguió. Mi mejor amigo del colegio, tenía un hermano mayor que era militar. Lo destinaron a Irak. Allí tenían que mostrar su apoyo a los americanos y prestar ayuda a los civiles. Él estaba en una base algo alejada del centro de Bagdad, de hecho, él solía moverse por los barrios del extrarradio. Veía los bombardeos y escuchaba los ataques constantes, pero le quedaba algo lejano. Era alegre y divertido, tenía mucha mano con los niños, así que no tardó en hacer amigos, aunque al principio desconfiaban de él, lógicamente. Los niños ya no iban al colegio y no salían del barrio, pero Víctor llevaba un balón de fútbol y jugaba con ellos.
Una noche, durante la cena en la base, les llegó un aviso de bombas en las afueras de la ciudad. Víctor y sus compañeros se pusieron en marcha. Al llegar al barrio vieron casas destruidas, escuchaba gritos y sollozos, veía gente mutilada, incluso bebés. Vio en llamas el parque donde solía jugar con los niños del barrio. – hizo una pausa, tragó saliva y con los ojos llenos de lágrimas, yo no podía mediar palabra,  continuó: Desesperado, fue corriendo a socorrer los gritos de una mujer que parecía haber quedado atrapada en su casa. Bajó la guardia y cuando entró en la casa, le dispararon en el pecho. Los rebeldes habían estallado en cólera y no querían ver a ningún militar, aunque supieran que ellos estaban allí para ayudar.

-Lo siento Mario… No sigas si no quieres- le dije dulcemente al ver que realmente era doloroso para él.

-Sólo tenían dos médicos en la base- siguió como si no me hubiese prestado atención. Y esa noche no había ninguno con él. Sus compañeros lo recogieron y lo subieron al camión, pero no pudieron hacer nada por él. Antes de llegar a la base, Víctor… Víctor ya estaba muerto.

-Y decidiste hacerte médico- dije con la voz temblorosa.


-Y decidí alistarme. 





miércoles, 7 de octubre de 2015

A veces

A veces me entran unas ganas incontrolables de salir corriendo a buscarte, de gritarle al mundo que se quite de mi camino, de perder la cabeza y estallar en cólera porque no puedo llegar a tus caderas, porque no me dejan  enredarme en tu pelo, porque no me dejan naufragar siguiendo el brillo de tu mirada. A veces parece que el mundo no se da cuenta de que mi vida no es vida si mi piel no suda con tu piel. Porque quiero perderme en las curvas de tu pecho y recorrer tu cuerpo con mis manos. A veces recuerdo  como se eriza tu piel cuando acaricio tu cuello con mis labios, mientras los tuyos tiemblan. Me encanta cuando tu respiración se vuelve loca y  excita la mía. Pero a veces el mundo no me deja llegar a ti. Y a veces tú no me dejas llegar al mundo. 

Capítulo 9

Fueron pasando los días y Mario seguí viniendo. Seguí  tomando su café. Seguía llamándome pa…Paloma, seguía pidiéndome que le contara chistes. Y los dos seguíamos riéndonos como un par de bobos.

Ya había pasado dos semanas desde que conocía a Mario, y aunque era realmente poco tiempo, sabía que me gustaba.

-Quiero paella

-Aquí no servimos paella- dije un poco desconcertada. Es una cafetería, ¿Recuerdas?- le pregunté con tono burlón.

-¡Mírala! Que graciosilla es cuando quiere. Enserio, quiero paella. Y como aquí no la servís, tendremos que ir a otro sitio a pedirla- respondió.

¿Tendremos? ¿Quiénes? ¿Él y su novia? ¿Él y sus compañeros? ¿Él y los aliens? ¿Quiénes?

No contesté. Simplemente reí.

-Paso a por a ti a medio día, conozco un restaurante valenciano cerca de aquí que tiene la mejor paella de la ciudad.

-¿A por mí? – pregunté sorprendida

-¡Hoooola! – dijo pronunciando despacio cada letra. Sí, estoy hablando contigo.

-Sí, pero no sabía que lo decías para ir a comer los dos- hice una pequeña pausa. Juntos.

-Que mona eres.


Y se marchó. 






martes, 6 de octubre de 2015

Capítulo 8

Cuando me desperté, estaba sonriendo. ¿Enserio estaba sonriendo mientras dormía? Debía tener una pinta ridícula. ¿Cómo es posible que ese chido me hubiese vuelto tan loca?

Otra mañana más de trabajo, gente que entraba y salía. Algunos venían todos los días, otros no los había visto nunca. Solo tenía ganas de cantar y de bailar. Estaba siendo todavía más amable y alegre de lo normal.

Pero no vino. Ese día no vi a Mario. Por un lado, estaba preocupada por si le hubiese pasado algo. Pero por otro lado, estaba convencida de que había hecho algo mal, que no existía ese interés que yo había inventado, que simplemente era un chico simpático que pasaba por la cafetería para ir a trabajar.

Esa tarde quedé con mis amigos para tomar unas cervezas al salir del trabajo. Necesitaba distraerme para no darle más vueltas, pero no lo conseguí. Las voces de mis amigos sonaban en mi cabeza como la banda sonora de una película protagonizada por Mario.

Pero la pena no me duró mucho tiempo. Al día siguiente volvió a la cafetería.

-¡Hola pa…Paloma!- dijo tan entusiasta y burlón como siempre. ¿Te has cortado un poco pelo?

-¡Buenos días! Sí, me he saneado las puntas, ¿Cómo has podido notarlo? –pregunté realmente sorprendida. Apenas lo noto yo misma.

-Estás guapa- sonrió

-¿Café?


-Por favor. 



lunes, 5 de octubre de 2015

Capítulo 7

¿El de mañana? ¿Va a volver? Madre mía… ¡Voy a pedir hora en la peluquería para esta tarde! ¿Pero qué dices, Paloma? ¿Te estás volviendo loca?

Esa tarde me fui a casa dándole vueltas a todo  lo que había hablado con Mario. No me quitaba la imagen de sus ojos de la cabeza, ¿Cómo podían parecerse tanto al café?, ¿Y esa sonrisa? Parecía sobrenatural. Y sobre todo, ¿Por qué tenía ese interés en mí? Aunque bueno, quizá no fuera interés, pero mi mente quería verlo así.

El día amaneció nublado, refrescaba y parecía que no iba a tardar mucho en empezar a llover. Normalmente, los días así me ponen de malhumor, pero ese día no podía estarlo. No tenía la esperanza de ver a Mario entrando por la puerta a pedir su café con leche, corto de leche, dos sobres de azúcar y un vaso con dos hielos y una rodaja de limón. Porque sabía que iba a aparecer, me lo había dicho.

Y así fue.

-¡Buenos días pa…Paloma!

-Buenos días graciosillo, enseguida te preparo tu café.

-No, no te molestes. Hoy no puedo quedarme, solo pasaba a saludar.

-¡Anda! ¿Solo a saludar?

-Sí, tenía que venir a ver a pa…Paloma. Te recuerdo que me debes un chiste.

-¡Eso es muy cruel! Has venido adrede a hacerme pasar vergüenza, otra vez.

-¡Es que estás muy graciosa cuando te ruborizas!- dijo entre risas. Pero hoy te salvas por la campana, porque me tengo que ir ya. ¡Hasta mañana!



Estaba especialmente guapo. Llevaba una chaqueta verde, tono militar, que resaltaba todavía más el color de sus ojos. Su pelo negro no parecía despeinado aunque no se había peinado. Vestía unos vaqueros oscuros, un poco ajustados que le quedaban espectaculares y unas Panama Jack que conjuntaban a la perfección con la chaqueta. 



domingo, 4 de octubre de 2015

Capítulo 6

Escuché una voz detrás de mí.

Hola pa…Paloma- Dijo con tono burlón, imitando mi balbuceo del día anterior.

¡No me lo podía creer! Se acordaba de mi nombre. Aunque por un lado tampoco me sorprendía, estaría acostumbrado a que la gente  se acordara de su propio nombre.

¡Hola!- dije intentando actuar normal. ¿Cómo estás? ¿Va bien la mañana?

Me sorprendí a mí misma al actuar con tanta naturalidad. Incluso estuve a punto de tocarme el pecho para corroborar que era yo.

¡Genial!, no me puedo quejar… aunque no estaría de más que alguien me contase un chiste malo con una gracia peculiar, ¿Conoces a alguien? - preguntó con su sonrisa perfecta.

¿Acaso tenía problemas para dejar de sonreír? ¿Era de esas personas que se dedica a alegrarle la vida a la gente?

No pude evitar soltar una carcajada y llevarme las manos a la boca. Lo sigo haciendo cada vez que me siento avergonzada.  

¿Un chiste? Que va, que va, ¡qué vergüenza! – dije sin quitar las manos de la cara

¡Va!- exclamó como si fuera un niño en medio de una pataleta, pero con una gracia única.

-Está bien… ¡Pero no me juzgues!

-Haré lo que pueda.

-“En una entrevista de trabajo, le preguntan al candidato:

-¿A qué se dedicaba usted anteriormente?

 – He sido leñador durante 25 años en el Sahara

-Disculpe caballero, ¿En el Sahara? Allí no hay árboles.

-¡Ahora! ¡No te jode! “

Estalló en una carcajada.

¡Te has superado!- sin dejar de reír. ¡Este es todavía peor!

Si me hubiesen fotografiado en ese momento, sin duda, me hubiesen confundido con un tomate.

Perdona- dije con una tímida sonrisa. Te lo has buscado, has insistido.

¿Siempre eres tan divertida? – me preguntó con su peculiar sonrisa, después de haber estado mirándome fijamente unos segundos,  que me habían parecido horas.

¿Divertida yo?, ¡Pero si tú eres la alegría personificada! Pensé.

-Bueno, lo intento. No tengo motivos para no intentarlo.

-Así me gusta. Me encanta que la gente piense así.

-¿Y tú no dejas nunca de sonreír?- pregunté siendo un poco descarada.

-Yo tampoco tengo motivos para no hacerlo- Dijo sonriendo, como no.

-Eso es genial- añadí casi con un suspiro.  


-Bueno pa…Paloma, espero que el de mañana sea mejor. ¡Nos vemos!- Mientras se dirigía a la puerta, como de costumbre, con su imborrable sonrisa. 








sábado, 3 de octubre de 2015

Capítulo 5

Después de torturarme a mí misma por hacer el ridículo sobre manera. Seguí concentrada en mi trabajo. De todos modos, aunque Mario volviese, no sería para verme a mí. Seguramente estaría trabajando cerca, en alguna oficina, o puede que se hubiese mudado a la zona.
Llevaba poco más de un año trabajando en la cafetería, pero nunca una mañana me había parecido tan larga. Me intentaba convencer a mí misma que lo de Mario era solo una anécdota, e incluso me enfadaba cuando me venía a la mente.

Estaba sirviendo la mesa de los trabajadores de un bufete de abogados vecino de la cafetería. Dos cafés con leche, un zumo de naranja natural, un par de tostadas y un té. Y de repente, pasó. ¡No me lo podía creer! Ahí estaba Mario. Intenté mantener la calma, pero el corazón es un cabroncete desobediente y empezó a latir más rápido de lo normal, mis manos parecían las de una experta en castañuelas y sentía como todo sucedía a cámara lenta.


Acabé de servir la mesa y me fui a la barra intentando mantener el equilibrio para no tropezar y volver a parecerle idiota. Fingiendo que no me había dado cuenta de que Mario había entrado y se había sentado en una mesa cercana a la ventana. Dejé la bandeja en la barra y cogí rápido el bloc de notas para tomarle nota. Moría de ganas de acercarme, pero no podía controlar mis nervios. Cuando me disponía a acercarme a su mesa, mi compañera ya estaba atendiéndole. Fue un poco decepcionante, pero sentí alivio. Tenía más tiempo para relajarme e intentar comportarme como una persona normal. Quería dirigir mi mirada hacia su mesa, por si por alguna de aquellas nuestras miradas se cruzaran. Pero no me atrevía. 





viernes, 2 de octubre de 2015

El Principito

“Era una vez un principito que habitaba un planeta apenas más grande que él y que tenía necesidad de un amigo”





Me atrevo a decir que es uno de los libros más maravillosos que se han publicado.
Es una literatura sencilla con un mensaje extraordinario, sublime.  Un libro que enamora, que te atraviesa, que cala, que se queda.

Todos hemos sido el principito, de hecho, sigue viviendo en nosotros. Solo hay que saber escucharlo.  No es un niño, pero tampoco un adulto. Es una persona que llega a la tierra después de haber estado viajando por el universo, visitando pequeños planetas, a cada cual más peculiar. En ellos, conoce a distintos personajes que forman parte del mundo de los adultos, que a él tanto le disgusta. Conoce a un rey obsesionado con que se obedezcan sus órdenes por muy absurdas que parezcan; A un vanidoso que necesita que le recuerden lo fantástico que es, sin darse cuenta que está solo y que sólo es valioso para él mismo; Un hombre de negocios tan obcecado en contar las estrellas (que cree poseer),  que se olvida de lo más importante: disfrutar de ellas; Un farolero, sumamente entregado a su trabajo, que deja su propia vida en un segundo plano;  Un geógrafo que habla de océanos y dibuja montañas que no ha visto, que no conoce.
Pero entonces, el principito visita su último destino: La tierra.
Aquí, el muchachito (Así se refiere a él uno de los grandes amigos que hace en la tierra) conoce a un Zorro que le enseña a valorar la importancia de los pequeños detalles.  A encontrar ese detalle que hace a cada persona especial, aunque todos parezcamos iguales por fuera, cada uno somos diferentes, únicos y especiales para alguien.

“Sólo se ve bien con el corazón, lo esencial  es invisible a los ojos”


Este zorro ayuda al principito a ver, desde otra perspectiva, lo más importante para él: Su flor.


“Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante”








El otro gran amigo que hizo este muchachito, fue el aviador. En este caso, es el principito el que ayuda a su amigo a cambiar su visión de la vida. Le ayuda a ver la vida desde la inocencia de un niño, a ver el color en la oscuridad, a encontrar la melodía dentro del ruido. Le ayuda incluso a sentir que las estrellas ríen, porque su amigo vive en una de ellas.


“¡Tú sólo tendrás estrellas que saben reír!”


A todos nos han aconsejado alguna vez que disfrutemos de las pequeñas cosas. Y este libro nos ayuda a convencernos de que realmente debemos disfrutarlas.


“Este sería despreciado por los otros… Y, sin embargo, es el único que no me parece ridículo, quizás porque se ocupa de otra cosa y no de sí mismo.”





Antoine  de Saint-Exupéry

Exiliado en Estados Unidos, pasando por una dura crisis personal y viendo que su salud empeoraba día tras día, este aviador militar decidió escribir esta obra, que se convertiría en la obra literaria francesa más leída. Quizá sea por su estilo peculiar, que la hace ver una obra infantil., o quizá sea por los temas a los que Antoine hizo referencia: El sentido de la vida, la soledad, el egoísmo, el narcisismo, la ilusión, el amor y la pérdida.








Agradecimientos

Quiero agradecer a Leo Segarra que me haya recomendado este libro para añadirlo a la lista de libros y autores de los que quiero acordarme en Tinta Para Nozar.
Estaba a punto de olvidar que yo también tengo un principito dentro de mí, y me hacía falta volver a leer esta magnífica obra. Me ha hecho reflexionar. Me ha hecho recordar sueños que tenía abandonados. Me ha hecho juzgarme. Y me ha hecho darme una auto-reprimenda por haber sido tan descuidada con mis ilusiones.

¡Muchísimas gracias Leo! A partir de ahora, voy a volver a escuchar a mi inocente vocecita interior que me empuja a ver las cosas desde los ojos de un niño que huye de la seriedad. Ahora quiero volver a ver, oír y disfrutar las cosas que son realmente importantes, y no solo las que deben serlo.

                                            Os dejo su Twitter para que podáis seguirle: @Leosesan








Que corra la tinta…


                                                                                                                                             Nozar







Capítulo 4

Pa… Paloma- balbuceé.

¿Pero cómo puedes ser tan tonta? ¡Seguro que piensa que te faltan un par de primaveras! Si  había alguna posibilidad de que se haya acercado a ti por algún tipo de interés, seguro que ya ha cambiado de opinión.

No paraba de gritarme mentalmente a mí misma, estaba nerviosa y avergonzada. Entonces, Mario volvió a hablar.

-¿Cuánto es?

-¿Qué? –Dije como si no me acordara de que trabajaba en una cafetería y él era un cliente que quería pagar su desayuno.

-Que cuanto te debo- todavía sonriendo.

-¡Perdona! Me he despistado un segundo- dije mientras le extendía la cuenta.

-¡Muchísimas gracias! ¡Hasta mañana!- exclamó alegre mientras se acercaba a la puerta.

¿Hasta mañana?, Ha dicho hasta mañana, ¿No?, ¿Me lo he imaginado yo? Bueno, será una forma de hablar, como el que dice hasta luego y no viene luego, algo así, supongo. Aunque estaría genial que volviese mañana. Pero no lo había visto antes. ¿Volveré a parecerle idiota si es que también viene mañana? ¡Seguro! Pero no va a volver, no, no. No va a volver.



¿O si? 







jueves, 1 de octubre de 2015

Capítulo 3

Las chicas seguían hablando con sus tazas de café vacías, y yo seguía preparando desayunos detrás de la barra. Zumos de naranja recién exprimidos con tostadas de tomate, cafés y un cruasán, tazas de chocolate caliente… y algún que otro quinto de cerveza para los que empiezan pronto a calentar motores.

Ha sido todo un detalle que hayas intentado hacer reír a la chica, y más con ese chiste, ¡Eso sí que es arriesgar!- Me dijo un chico con una sonrisa divertida cuando se acercó a la barra a pagar su desayuno.

Cuando levanté la mirada, vi a un chico moreno, de ojos grandes y mirada profunda. Sus ojos eran del color de los granos de café y su sonrisa formaba una curva casi perfecta, como trazada con paciencia y perfeccionada hasta en el más mínimo detalle.

¡Me gusta hacer feliz a la gente!- Dije con un entusiasmo exagerado.

Al darme cuenta de que me había pasado de entusiasta, noté un calor repentino y como mis mejillas iban cogiendo color.

La verdad es que no me había dado cuenta si alguien más había escuchado mi obra maestra del humor, y menos que a alguien se tomara la molestia de mencionármelo.

Y ahí estaba él, mirándome directamente a los ojos, con esa sonrisa que a día de hoy sigue pareciéndome la más bonita que he visto. Se percató de que me había ruborizado y sin dejar de sonreír, se presentó.

Por cierto, soy Mario. Encantado.






miércoles, 30 de septiembre de 2015

Capítulo 2

Era otro día cualquiera en el trabajo, entraba y salía gente, unos pedían cosas normales para el desayuno y otros pedían chupitos de absenta.
Estaba atendiendo a una pareja cuando vi que en una de las mesas, había dos chicas tomando café, y una de ellas lloraba. La otra, mientras tanto, la consolaba dulcemente acariciándole la mano. Me acerqué a recoger la mesa de al lado y vi como seguía llorando.

¡Doctor!- dije de repente. ¿Es grave?

Lo lamento señora- continué intentando poner una voz algo más varonil. El hipotálamo de su marido ha sufrido daños irreversibles.

¡Oiga doctor! – recuperando mi tono de voz. Reconozco que mi Paco está un poco gordo, ¡Pero no se pase!

Y sonreí.

Las chicas me miraron desconcertadas por unos segundos, pero luego rieron casi al unísono.

Sea lo que sea, que sepas que eres muy bonita. Deja de llorar, cielo- la consolé mientras le extendía un pañuelo de papel.

Gracias- me contestó apenas sin voz. Eres muy amable.


Reconozco que el chiste no es el mejor de los chistes, de hecho, casi da pena, pero a mí siempre me ha resultado divertido.




martes, 29 de septiembre de 2015

Capítulo 1

Se supone que lo más fácil de escribir una carta es el principio. Con un simple “Hola” puedes comenzar a desarrollar tu historia, o bueno, por qué no, un “Buenas”. Pero a mí no me resulta tan sencillo. Lo que vas a leer aquí es prácticamente un resumen de mi vida, algo que llevo muchísimo tiempo guardado dentro y es el momento de que llegue a ti.











                                                                            Nozar

¡Os cuento!

¡Hola amigos!

Este viernes, subiré al blog mi comentario sobre "El Principito", la primera entrada por recomendación de Tinta para Nozar.

También quiero contaros, que voy a ir publicando todos los días, unos textos cortos sobre un relato propio. Va a ser como una especie de capítulos más cortos de lo normal, pero todos son la continuación del anterior.

Espero que os guste y que tengáis interés de seguir leyéndolo. ¡Y que me ayudéis con el nombre! De momento, los iré publicando con el número del capítulo.

¡Gracias!

                                                          Que corra la tinta...





                                                                                                                  Nozar 

Me gustas

Me gustas. Me gustas de azul, me gustas de blanco, me gustas de todos los colores, me gustas.

No quiero incomodarte, no lo interpretes como una declaración, como una pedida de matrimonio. No es nada de eso. Me gustas, me gustas como me gusta la risa de mi madre, como el gol de mi equipo en el último minuto. Me gustas como un bebé que te mira intentando descifrar que eres. Me gustas, pero me gustas como el café que me ayuda a mantener los ojos abiertos en la madrugada. Me gustas como una bolsa de patatas cuando vuelvo a casa después de una noche de fiesta. Me gustas.

¿Sabes ese momento en que está acabando el calor del verano y empieza a refrescar por las noches y duermes como un lirón? así me gustas.

 Me erizas la piel. Me gustas.

 No trastocas mi mundo, pero me gustas.

Como cuando me acuerdo de los cuentos que me contaba mi hermano para asustarme, así me gustas.

Me gustas como el primer concierto.

 Como la primera vez que bebí alcohol. Me remueves el estómago, pero me gustas.

Me gustas como el borde de la pizza, como el limón en la coca-cola, me gustas como la comida de mi abuela los domingos. Me gustas.

Me gustas porque me contagias tu sonrisa como un bostezo.  

Me gustas, y eso debe halagarte, no alarmarte.


Me gustas porque sabes que me gustas, y me gusta que lo sepas. ME GUSTAS.

Me gustas porque eres dulce como un niño, pero me besas como un adulto.

Me gustas porque eres ácido. Y dulce, 

Me gustas.





                                                                                                         Nozar


Donde los árboles cantan

Donde los árboles cantan. Bonito nombre, ¿Verdad?
Personalmente, el título ya me transmite que es un libro que me va a ensimismar y a hacerme soñar, creyéndome parte de la historia.
Me encanta la sutilidad con la que dos mundos, totalmente distintos, chocan entre sí, orbitando ambos alrededor  de una misma persona, Viana.
Viana, el personaje personal, es una doncella dulce, hermosa y bien alimentada. Tiene una piel cuidada y unas manos finas. La tierna joven va a  heredar el título de Duquesa, aunque la guerra le arrebata su destino en menos de un suspiro.
Casi sin darse cuenta, Viana deja de ser una niña inocente, llena de sueños y fantasías para convertirse en una mujer fuerte, fría, calculadora y guerrera. Su ira y su afán de venganza mantienen su corazón fuerte, para luchar contra su propio destino.
Además Viana conoce el desamor, la traición, el relevo en su trato como señora. Todo esto conlleva a que Viana deje, simplemente, de ser Viana tal y como ella se conocía.
Digamos pues, que en esta novela encontramos un amor infantil que desaparece por mediación de la cruda realidad. A una muchachita inocente que se convierte en una mujer fuerte de la noche a la mañana. A una nodriza sabia, fiel, de mente fría pero de corazón dulce. A un traidor, cobarde y menos enamorado de lo que hace aparentar y un hombre al que los años le han hecho conocedor de todo lo que se encuentra a su alrededor, inteligente pero desdeñado. Con unos modales un poco bastos pero protector y cariñoso. Sus anécdotas, con credibilidad o sin ella, se convierten en grandes lecciones que sirven de ayuda para la joven que dejó a la fuerza de ser doncella. Una joven débil, incapaz de protegerse que tendrá que asumir las consecuencias de lo que el destino tiene preparado para ella.


“Aprendí dos cosas: que un guerrero demasiado soberbio es un guerrero muerto y que no todos los reyes son tan zoquetes como aparentan.”


Y está Uri. Uri es el personaje que aporta ternura a la novela. Es el jovencito que incluso en nuestra mente vemos su mirada inocente, dulce, profunda, llena de alegría, amor y esperanza. El corazón de un bebé en el cuerpo de un adolescente con sonrisa alentadora. Aunque la vida, como a todos, le obliga a conocer el dolor.

Donde los árboles cantan está lleno de magia, magia en todos sus sentidos.

“No era verdad, pero tampoco era mentira”

He elegido esta novela para empezar mi blog porque me traslada al pasado, al mío. Me recuerda a cuando era una niña y mi imaginación volaba y volaba sin importar dónde. Sin importar si los lugares existían o eran fruto de mi imaginación. Sin importar si en realidad era capaz o no de hacerlo, porque todo valía, porque todos éramos capaces de hacer lo que nos proponíamos, porque los sueños se cumplían y porque el amor lo podía todo.
Recomiendo este libro a todo el mundo, niños, adolescentes o adultos. Mujeres y hombres. Románticos y escépticos. Porque al fin y al cabo, todos conocemos el lugar donde los árboles cantan, y no es otro lugar que nuestro corazón.



“Aquella música parecía hablar de todo lo que sucedía bajo el cielo, desde el subsuelo hasta las nubes más altas; cantaban a la lluvia, a la tierra, al viento y al sol; se colaban por todos los resquicios del alma y la elevaba, como si tuviera alas, hasta el lugar donde nacen las estrellas.”

Laura Gallego

No sé si estoy capacitada para hablar de esta supernova de la literatura. No sé si quiera si estoy en mi derecho de dar una opinión sobre ella. Pero la admiración me hace tomarme estas confianzas.
La admiro, y no solo se trata de admiración, sino de orgullo también. Me siento orgullosa de la mente de esta mujer. Creo que donde el resto de humanos tenemos un cerebro con todo lo que constituye un cerebro en sí mismo, Laura tiene un paraíso. Un paraíso lleno de ideas fantásticas, de magia, de lugares a los que quiero viajar, de personajes a los que quiero conocer, con los que quiero hablar, a los que quiero abrazar, a los que quiero ayudar.
Tengo un total convencimiento de que todo aquél que haya leído Donde los árboles cantan, ha sufrido con Viana, se ha puesto en la piel de ella, han querido ayudarla. Han querido abrazar a la pobre Belicia con compasión por no poder librarse de su destino. Han sentido a Lobo como un hermano mayor y han amado a Uri. Han odiado a Robian como si la traición hubiese sido hacia su propia persona y han visto en Dorea a su abuela.


Quiero resumir mi admiración hacia Laura con un: GRACIAS. Gracias Laura por hacerme soñar y dejar el mundo real a un lado para sumergirme en un mundo nuevo creado por ti. 

domingo, 27 de septiembre de 2015

Los mejores libros

¡Hola! Me presento.
Mi nombre es Nozar y esto es un blog sobre literatura.
Afirmo con total seguridad que todos conocéis a “La loca de los gatos” ¿Cierto?, pues yo soy un espécimen parecido pero con los libros. “La loca de los libros” y me encanta.
No quiero escribir este blog utilizando las palabras más formales, serias, prácticamente desconocidas, bohemias y casi incomprensibles como se esperaría de un blog sobre libros y sus autores.  Quiero que todo el mundo pueda leer este blog con total normalidad.
Bien, tengo mis preferencias en lo que a literatura se refiere (Como todo el mundo), pero para para llevar adelante este blog, me prometo a mí misma y a todos vosotros que voy a leer todo tipo de libros.
¿Qué voy a hacer en este blog?

Voy a escribir mis opiniones sobre libros y autores, haciendo una especie de resumen que no desvele datos extremadamente importantes del libro para quienes no lo hayan leído (Y si creo que puedo “spoilear” a alguien, lo avisaré al principio alto y claro)

¿Qué más?
Escribiré sobre libros recomendados, nombrando y mostrando mi agradecimiento a las personas que me lo recomienden. 

Me despido
Espero que os guste el blog y las próximas entradas que iré publicando ¡Y que me recomendéis vuestros libros favoritos!

¡Millones de gracias y nos leemos en la próxima entrada!