Pa… Paloma- balbuceé.
¿Pero cómo puedes ser tan tonta? ¡Seguro que piensa que te
faltan un par de primaveras! Si había
alguna posibilidad de que se haya acercado a ti por algún tipo de interés,
seguro que ya ha cambiado de opinión.
No paraba de gritarme mentalmente a mí misma, estaba nerviosa
y avergonzada. Entonces, Mario volvió a hablar.
-¿Cuánto es?
-¿Qué? –Dije como si no me acordara de que trabajaba en una
cafetería y él era un cliente que quería pagar su desayuno.
-Que cuanto te debo- todavía sonriendo.
-¡Perdona! Me he despistado un segundo- dije mientras le
extendía la cuenta.
-¡Muchísimas gracias! ¡Hasta mañana!- exclamó alegre
mientras se acercaba a la puerta.
¿Hasta mañana?, Ha dicho hasta mañana, ¿No?, ¿Me lo he
imaginado yo? Bueno, será una forma de hablar, como el que dice hasta luego y
no viene luego, algo así, supongo. Aunque estaría genial que volviese mañana.
Pero no lo había visto antes. ¿Volveré a parecerle idiota si es que también
viene mañana? ¡Seguro! Pero no va a volver, no, no. No va a volver.
¿O si?
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