“Era una vez un principito que
habitaba un planeta apenas más grande que él y que tenía necesidad de un amigo”
Me atrevo a decir que es uno de los libros más maravillosos
que se han publicado.
Es una literatura sencilla con un mensaje extraordinario,
sublime. Un libro que enamora, que te
atraviesa, que cala, que se queda.
Todos hemos sido el principito, de hecho, sigue viviendo en
nosotros. Solo hay que saber escucharlo.
No es un niño, pero tampoco un adulto. Es una persona que llega a la
tierra después de haber estado viajando por el universo, visitando pequeños
planetas, a cada cual más peculiar. En ellos, conoce a distintos personajes que
forman parte del mundo de los adultos, que a él tanto le disgusta. Conoce a un
rey obsesionado con que se obedezcan sus órdenes por muy absurdas que parezcan;
A un vanidoso que necesita que le recuerden lo fantástico que es, sin darse
cuenta que está solo y que sólo es valioso para él mismo; Un hombre de negocios
tan obcecado en contar las estrellas (que cree poseer), que se olvida de lo más importante: disfrutar
de ellas; Un farolero, sumamente entregado a su trabajo, que deja su propia
vida en un segundo plano; Un geógrafo que
habla de océanos y dibuja montañas que no ha visto, que no conoce.
Pero entonces, el principito visita su último destino: La
tierra.
Aquí, el muchachito (Así se refiere a él uno de los grandes
amigos que hace en la tierra) conoce a un Zorro que le enseña a valorar la
importancia de los pequeños detalles. A
encontrar ese detalle que hace a cada persona especial, aunque todos parezcamos
iguales por fuera, cada uno somos diferentes, únicos y especiales para alguien.
“Sólo se ve bien con el corazón, lo
esencial es invisible a los ojos”
Este zorro ayuda al principito a ver, desde otra perspectiva,
lo más importante para él: Su flor.
El otro gran amigo que hizo este muchachito, fue el aviador.
En este caso, es el principito el que ayuda a su amigo a cambiar su visión de
la vida. Le ayuda a ver la vida desde la inocencia de un niño, a ver el color
en la oscuridad, a encontrar la melodía dentro del ruido. Le ayuda incluso a
sentir que las estrellas ríen, porque su amigo vive en una de ellas.
“¡Tú sólo tendrás estrellas que saben
reír!”
A todos nos han aconsejado alguna vez que disfrutemos de las
pequeñas cosas. Y este libro nos ayuda a convencernos de que realmente debemos
disfrutarlas.
“Este sería despreciado por los
otros… Y, sin embargo, es el único que no me parece ridículo, quizás porque se
ocupa de otra cosa y no de sí mismo.”
Antoine de Saint-Exupéry
Exiliado en Estados Unidos, pasando por una dura crisis
personal y viendo que su salud empeoraba día tras día, este aviador militar
decidió escribir esta obra, que se convertiría en la obra literaria francesa
más leída. Quizá sea por su estilo peculiar, que la hace ver una obra infantil.,
o quizá sea por los temas a los que Antoine hizo referencia: El sentido de la
vida, la soledad, el egoísmo, el narcisismo, la ilusión, el amor y la pérdida.
Agradecimientos
Quiero agradecer a Leo Segarra que me haya recomendado este
libro para añadirlo a la lista de libros y autores de los que quiero acordarme
en Tinta Para Nozar.
Estaba a punto de olvidar que yo también tengo un principito
dentro de mí, y me hacía falta volver a leer esta magnífica obra. Me ha hecho
reflexionar. Me ha hecho recordar sueños que tenía abandonados. Me ha hecho
juzgarme. Y me ha hecho darme una auto-reprimenda por haber sido tan descuidada
con mis ilusiones.
¡Muchísimas gracias Leo! A partir de ahora, voy a volver a
escuchar a mi inocente vocecita interior que me empuja a ver las cosas desde
los ojos de un niño que huye de la seriedad. Ahora quiero volver a ver, oír y
disfrutar las cosas que son realmente importantes, y no solo las que deben
serlo.
Os
dejo su Twitter para que podáis seguirle: @Leosesan
Que corra la tinta…
Nozar
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